Algunas claves para ayudar a nuestros hijos y criarlos desde el respeto y la educación emocional.
- Hablale con respeto.
- Hablar tranquilos, mirando a los ojos, sin gritos ni amenazas con un tono de voz agradable. Escuchando realmente lo que nos dice el otro.
- Estar atento a sus palabras, gestos y sentimientos.
- Empatizando, entendiendo porqué actúa, piensa y siente así.
Sólo desde la escucha sincera podemos comprender y desde la comprensión podemos construir.
Da muestras de que entiendes lo que siente. Aunque no estés de acuerdo, aunque estés enojado, aunque quieras que entienda tu punto de vista… lo primero que necesita tu hijo es saber que entiendes cómo se siente.
Recordemos que los sentimientos son subjetivos, personales, no los podemos juzgar. Le podes decir, “entiendo que estes enojado…” o “debe ser difícil aceptar que no podes comer un alfajor ahora”. Si tu hijo se siente entendido, va a poder tranquilizarse y escucharte. Pasará de modo defensivo a modo reflexivo.
El buen modelo. Sos un ejemplo constante para tu hijo. Lo que realmente captan nuestros hijos es cómo actuamos nosotros en el día a día. Si quiero que mi hijo se desenvuelva bien en el mundo emocional, primero debo dominarlo yo. Si vos manejas mejor tus sentimientos, tus hijos también lo harán.
Una de las cosas que podemos hacer es mostrar que somos imperfectos. Nos equivocamos, rectificamos y nuestro aprendizaje también es constante. El error forma parte del aprendizaje y esto es importante que nuestros hijos lo sepan para tolerar mejor la frustración.
Sé positiva y constructiva en la vida. Empezá a cambiar tus lamentos por mensajes de esperanza, búsqueda de soluciones. Cambia la queja por una solución. “Uh, está lloviendo, no podemos salir” por “Bueno, llueve, vamos a pensar otra cosa para hacer y divertirnos”.
“La vida es fascinante. Solo hay que mirar a través de las gafas correctas.”
A. Domas
Limitando desde el respeto. Reduce al máximo los “no” referentes a sus deseos, elecciones, aprendizajes. Eso no significa que debas ceder a todas sus demandas. Significa que, aunque no consiga lo que quiera, se sentirá escuchado, aceptado y válido. Si se puede, mejor decir sí. Para cuando no se puede decir que sí porque no es adecuado o seguro, mucho mejor dar una alternativa antes que decir no y punto.
Autonomía. Fomentar la autonomía en tu hijo significa dejar que tome pequeñas decisiones que lo harán ser más responsable y tener mayor confianza en sí mismo. Elegir entre dos opciones es un recuerdo adecuado para que tu hijo empiece a tomar decisiones.
Por ejemplo, “qué taza querés para desayunar? La roja o verde?” o “qué remera querés ponerte hoy? la de la patrulla canina o la de Pepa Pig?” Son elecciones que para nosotros no causan ningún malestar y que para ellos son importantes.
Regla universal. Trata a tu hijo como lo harías con otra persona. De igual a igual en lo que a derechos se refiere. Toma en consideración su individualidad, deseos, necesidades, y siempre acordate que está aprendiendo. A tu vecino le gritarías si tarda en salir del ascensor? A tu pareja le hablarías mal porque no hace lo que vos querés que haga? A una amiga le dirías que lo que te está contando tan importante llorando no es para tanto? Si una persona se cae en la calle, le decís que se levante que no es nada? Si tu hermana tiene miedo le decís que sea valiente? Tu hijo es una PERSONA y se merece RESPETO ABSOLUTO por lo que es, siente y piensa, incluyendo sus limitaciones propias de su inexperiencia.
La regla es: Trata a tu hijo como te gustaría que te traten a vos, como vos tratarías a otro y como te gustaría que cualquier persona lo trate a él.
“Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto”.
Aristóteles