Autismo y trastornos del espectro autista II

Asociación PSI - Blog: Autismo y trastornos del espectro autista II

El autismo se considera un síndrome conductual, de base biológica, producto de una afectación en la socialización, la interacción social, la comunicación y el lenguaje, asociado a conductas estereotipadas e intereses restringidos. El déficit en la cognición social es el eje sobre el que giran los aspectos relacionados con la génesis de los TEA. Sabemos que el autismo puede esta  asociado a diversas enfermedades o síndromes conocidos, ser el fenotipo o expresión de cambios en el sistema nervioso central producidos por un genotipo específico o agresiones tempranas de éste. En el momento actual no hay un único marcador biológico específico que permita el diagnóstico de los TEA, por lo que su reconocimiento se basa en la observación clínica, a través de profesionales entrenados y mediante técnicas estandarizadas para su diagnóstico.

Desde sus primeras descripciones, Kanner jerarquizaba la afectación en la socialización como uno de los ejes centrales en las personas con TEA asociado a retraso o afectación del lenguaje e intereses restringidos.

Las dificultades que presentan las personas con autismo comienzan a aparecer en una fase temprana del desarrollo, cuando empiezan a desarrollarse algunas funciones cerebrales superiores, como la capacidad de comprender a los demás como personas dotadas de mente (teoría de la mente), funciones de comunicación y lenguaje, comprensión de símbolos y flexibilidad cognitiva. En el abordaje de un niño con TEA no es sólo importante seleccionar un método de intervención adecuado, sino también informar, contener y acompañar a la familia, mantener un contacto estrecho con los centros de atención temprana y educativos, y, además, asesorar respecto a las posibilidades de escolarización, para aprovechar mejor los recursos al alcance de las familias.

La estimulación temprana se define como el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar pronta respuesta a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Podemos afirmar entonces que la atención temprana orienta su intervención en tres esferas: el niño, su familia y el entorno.

La detección precoz es fundamental para poder incidir de manera satisfactoria e intentar variar el pronóstico funcional a largo plazo. Por tanto, los pediatras deben conocer los signos de alarma, y ante la presencia de rasgos autistas, derivar a un centro de atención temprana o a los servicios de profesionales que puedan detectar dificultades en el desarrollo del niño y plantear un abordaje terapéutico.

La intervención en los TEA debe seguir un modelo multidisciplinar, que involucre no sólo a los diversos especialistas (neurólogos, psicólogos, fonoaudiólogos, estimuladores tempranos, acompañantes terapéuticos , etc.), sino también a la familia, al entorno educativo y a la comunidad. No existe unanimidad en cuanto al método de intervención más idóneo, se debe adaptar al entorno y a las características individuales. No obstante, parece que las intervenciones realizadas en ambientes estructurados, con base cognitiva conductual, pueden incidir de manera positiva en la adquisición de nuevas habilidades en los niños con TEA. Es importante incidir en la importancia de involucrar a la familia en el tratamiento.

El niño vive integrado en su ambiente familiar, por lo que una adecuada información y educación redundará en un mayor aprendizaje con un menor grado de estrés e insatisfacción. La familia no sólo necesita un diagnóstico adecuado, precisa también información, educación para saber cómo tratar a su hijo, apoyo por parte de las instituciones y solidaridad y comprensión por parte de la sociedad.

“En lo siguiente describiré un tipo de niños especialmente interesantes y bien reconocibles (…) Este trastorno causa serias y características dificultades en la integración social. Es muchos casos los problemas de adaptación son tan profundos que ocultan todo lo demás. En algunos casos, no obstante, pueden ser compensados por un alto nivel de pensamiento y experiencia personal. (…) Presentando aquí este tipo de trastorno queremos demostrar lo legítimo de reclamar un tratamiento educativo apropiado para seres humanos diferentes, el cual tenga en cuenta sus dificultades específicas y características. Además podemos demostrar que (…) esta personas son capaces de desempeñar su papel en la sociedad, sobre todo si se encuentran con una respuesta de amor, compresión y guía.”

Hans Asperger, 1943